A tentoni nel buio di Paolo Polvani | Casa Puglia: un’esperienza di condivisione artistica. Seconda parte: alcuni testi
Gli artisti che hanno partecipato alla settimana di gennaio di CASA PUGLIA XXII sono stati: Pilar Cabrera, Jael Caiero, Paula Costantino, Bárbara Continanza, Agustina Alazraki e Sebastián Salvatierra. Hanno partecipato alla settimana di febbraio: Manuela Reyes, Carelyn Mejias, Carolina Grillo, Kato Wagman e Hernán Del Pozo. E come artisti ospiti Cecilia Vazquez e Carlos Campos; da Villa Gesell, Natalia Gomez e Gustavo Sidlin; e Sergio Racanati, Rita Greco e Paolo Polvani dai pugliesi.
(La traduzione dei testi è stata curata da Miriam Bruni, che ringraziamo!)
Andrea Molfetta
*
Voglio poesie bianche
per una umanità nera
dire che il cielo è chiaro
quando verrà la notte
essere stella sullo sfacelo
sentire che il monte brilla
mentre noi ci facciamo la guerra
sentire ogni istante il tuo bacio
mentre l’acido inumano corrode
morire nel tuo abbraccio
per sopravvivere al disastro
di un mondo governato da cannibali
E la notte disse “Basta!”
Mentre la luna le faceva strada
verso chi aveva già vissuto
e ritornava levigato.
E il giorno disse “Ora!”
come chi aspira a fondo
Passo magico
che addentra in altro mondo
Altra era
Altro equilibrio
Altra maniera di considerare l’ amare
Il fare
I figli
Questa stessa poesia
Gesti quantici
che ad ogni espirazione
nutrono il mare interiore
unendolo a quello esteriore
E in ciò si compiva
sì, si compiva,
quel miracolo d’ape
che impollina la Parola.
*
Venga, punta de diamante
luz dorada cuántica invisible blanca
Ceguera de luz, ven!
Heridas limpiadas con luz, respiren!
Magno estruendo gaseoso cielo en mí…
lleno!
Nube vientre carmesí,
corazón de luz,
brilla!
Aguja nube de cielo en mí
un cielo en mí…
canta!
Expira, boca que abro para iluminar!
Abro los ojos que cierro para ver
bondad.
*
Quiero poemas blancos
para una humanidad negra
decir que el cielo es claro
cuando caiga la noche
ser estrella en medio de la debacle
sentir que brilla el monte
aunque nos matemos unos a otros
sentir a cada paso tu beso
mientras el acido inhumano nos carcome
morir en tu abrazo
para sobrevivir al derrumbe
de un mundo organizado por caníbales
*
Y la noche dijo “¡Basta!”
Mientras la luna le marcaba el paso
Hacia un ser que ya había sido
Y retorna tan pulido
Y el día dijo “¡Ahora!”
Como quien aspira hondo
El pase mágico
Que inaugura otro mundo
Otra era
Otro equilibrio
Otro modo de sentir el amor
La obra
El hijo
Este poema
Ademanes cuánticos
Gestando a cada expiración
Un mar interior que se funde al de afuera
Y ya era
– si, ya era –
este milagro de abeja polinizando la Palabra.
*
Estos versos pertenecen al libro Poemas Blancos, Buenos Aires: Charco Editorial Artesanal (en prensa).
Andrea Molfetta (Buenos Aires, 1965) Juglaresa desde los 18 años, considera que la poesía escrita y la oral son artes diferentes: respectivamente, el silencio de la lectura o la escucha en vivo de la performance. Es PhD en Cine y Filosofía por la Universidad de Sao Paulo/Brasil, es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones de la Argentina y docente de la Universidad nacional de las Artes. Ha publicado libros de ensayo y de poesía. Entre los primeros: Teoría y Prácticas Audiovisuales (Buenos Aires: Teseo, 2010) y Cine Comunitario Argentino. Mapeos, experiencias y ensayos (Buenos Aires: Teseo, 2018). Entre sus libros de poesía están Humor-amor (Buenos Aires: La Masmédula, 2017) y La Del Medio (Buenos Aires, Sitio del Silencio, 2018). Como poeta oral, integró colectivos artísticos en Argentina y en Brasil, entre ellos, Barrocopop – Plástica Expandida (1985-1992) y La Internacional Errorista (2013-2017). Actualmente dirige la Cia.Poesía Viva, con la cual produce espectáculos y rituales poéticos desde 2014, reuniendo poesía, música, cine y danza.
Macarena Trigo
Penultima lettera a B.
L’esistenza è l’unica cosa che sai, hai scritto un pomeriggio per sempre.
Come spiegarti che non era vero. Ero morta così tanto che non c’era più nessun angolo in me dove poter riposare le tue ossa.
Noi siamo
questa gabbia
d’incertezza
dove le tempeste
fanno un nido
Scrivendo non ti prendo a pugni, non faccio domande, non aspetto. Trasformo il mio desiderio in un’altra casa in fiamme. Non risparmio nulla. Brucio tra le pagine dove finalmente riposa la nostra memoria. Scrivendo non raccolgo speranze né illudo bambini con bugie fugaci.
Scrivo per non farmi più paura, per non limitare la tua assenza con lo sfondo del paesaggio.
Le cose sanno essere molto più semplici.
Io sono l’altare
dove la tua luce
ritarda.
Se potessi essere onesta nello scrivere, tenderei al sole il pentagramma dove risplende la luce della nostra stella morta. Ma non posso. Mento in ogni lettera, tergiverso affinché il mondo tuoni come deve. Nella tempesta la verità è una scheggia che acceca tutto ciò che tocca, cioè lo copre, lo chiude. Come in questo cuore, atrio del mio convento, dove un dispositivo di sicurezza ti salva la memoria.
Siamo come il vento per il fuoco.
Una forma imperfetta di distruzione precisa.
Scrivo per congiungerci in una sola frase.
Il tempo non lavora per l’oblio, ma il corpo si sforza. Fa le sue cose. Smette di vedere, smette di ascoltare. Non tutto gli è possibile. Ci sono morti che accompagnano per sempre. E amori che ritornano nel sogno come fossero usciti dalla porta appena ieri.
Tu pensi che non ti dimenticherò e mi piacerebbe crederci, ma mentiamo.
Oppure ci sbagliamo.
Seminare oblio è facile, è raccoglierlo che è difficile. Chi ne comprende il valore, paga lautamente i migliori braccianti.
Pensi che avrei dovuto amarti quando ne ho avuto la possibilità.
L’ho fatto.
Ma.
*
Penúltima carta a B
La existencia es lo único que conocés, escribiste una tarde para siempre.
Cómo explicarte que no era cierto. Había muerto tanto que no quedaba en mí un rincón donde pudieras descansar los huesos que te nombran.
Somos esta estructura
incertidumbre
donde las tormentas
hacen nido.
Mientras escribo no te caigo a trompadas, no hago preguntas, no espero. Convierto mi deseo en otro hogar en llamas. No salvo nada. Ardo entre las páginas donde nuestro recuerdo, por fin, descansa. Mientras escribo no cosecho esperanza ni ilusiono a los niños con mentiras fugaces.
Escribo para dejar de darme miedo, para que no limite tu ausencia con el fondo del paisaje.
Las cosas saben ser mucho más simples.
Soy el altar
donde tu luz
demora.
Si pudiera ser sincera por escrito tendería al sol el pentagrama donde la luz de nuestra estrella muerta, brilla. Pero no puedo. Miento en cada letra, tergiverso la materia para que el mundo truene como debe. En la tormenta la verdad es una esquirla que ciega cuanto toca, quiero decir, lo tapa, lo clausura. Como este corazón, atrio de mi convento, donde un cortafuegos salva tu memoria.
Somos eso que el viento hace al incendio.
Una forma imperfecta de destrucción precisa.
Escribo para unirnos en una sola frase.
El tiempo no trabaja para el olvido, pero el cuerpo se esfuerza. Hace lo suyo. Deja de ver, de escuchar. No todo lo puede. Hay muertos que acompañan para siempre. Y amores que regresan en el sueño como si ayer nomás salieran por la puerta.
Pensás que no te olvidaré y quisiera creerlo, pero mentimos.
O nos equivocamos.
Sembrar olvido es fácil, cosecharlo es difícil. Quien entiende su valor, paga en blanco a los mejores jornaleros.
Pensás que debí amarte cuando tuve ocasión.
Lo hice.
Pero.
*
Macarena Trigo / www.macarenatrigo.com
Poeta, actriz, directora de teatro. Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Historia del Arte y Comunicación Audiovisual. Publicó La canción de Meteora (El vendedor de tierra, 2021), Ser sin orillas. Ensayo sobre Ofelia (En el margen, 2020) Rabia y relojería (Qeja, 2019) Campo minado de poemas (Invasoras, 2018), entre otros.
Marie Gouiric
Ciao amore, questo è un sogno
Al ruscello una vacca morta
Imputridita lì accanto,
la testa arresa, le acque marroni.
Affogata per la grande mole, fu il suo peso
a sospingerla nel fango? Chi lo sa…
Scendeva sola e credeva
Non fu colpa sua, la morte è così.
I fratelli accendono un fuoco, sono bambini,
chiunque direbbe selvaggi, per le pelli
e le chiome come bagnate nel miele, ma
certo sono ragazzini: petto liscio e occhi glabri,
non distinguono nulla, né misurano le forze o temono
con l’intelligenza intuitiva dei fiammiferi,
seduti tra rifiuti e foglie di eucalipto quasi fossero tesori,
rischiando di bruciarsi la pelle, rovinarsi
il viso, diventare brutti. Ma anche purificarsi,
a quella riunione di fiamme sulla terra secca:
combustibile eterno di una memoria felice
per quando, da adulti, non faranno altro
che lavorare, civilizzarsi, posare mattoni, trovare
e perdersi l’un l’altro, fino a non più parlarsi.
Ma ci sarà stato quel pomeriggio, con quella morte vicino al ruscello,
*
Hola amor, esto es un sueño
Pronta a despertar
de lo mucho que me gusta tu pelo suelto
y de lo mucho que me gusta tu pelo atado
y de tu pelo sin atar y sin soltar,
bajó la noche. La noche siempre baja,
un telón aterciopelado
que cierra la caída del sol.
Y me encontró acá
sentada en la cocina
y volvió antorchas las hornallas
y aunque salí y caminé
y anduve todo el día afuera y despierta
en la luz del día, oscurezco este momento
y entro y me duermo
y así dormida me encuentro con vos
y te digo: hola amor, esto es un sueño.
Y declaro, quiero casarme con vos
guardé oro para nuestros anillos.
Y tener hijos, millones de hijos,
volver a poblar la tierra
abrigada por la frazada de la noche,
cuando se apaga el sol.
Desarmar mi cuerpo a costa de
engendrarlos y parirlos.
Tenerlos dentro dos años, de a cinco. Largarlos
altos, crecidos, aprendidos, hablando
una lengua que todo lo mejore. Que salgan
caminando nuestros potrillos, se paren
junto a nosotras, apenas nacidos y nos digan:
madre a una, madre a la otra.
Y les hablemos de todo lo que sabemos: de
preparar pan con claras, de cómo
avisan las nubes cuando
viene la helada, de cómo quitarle
a la acelga su amargor. De pintura, de dónde
conseguimos las ofertas, de los atajos
en bicicleta, de las medias antes
de entrar a la cama, de las películas
que más te gustan ¿cuáles son?
De los animales que nos cuidaron,
que son sus hermanos,
de las veces que nos dijeron:
¿Qué puede salir de ustedes dos?
Y yo entonces lloré y recostaba sobre el pasto,
Dios me habló, mirá las estrellas porque
como ellas y los granos de arena en el mar todo
será, no lo podras contar. ¿Será?
Al menos por ahora corazón,
por hoy, por esta noche, que
quién sabe cuánto dure
escribo esta carta a la luz de una vela
que alcanza a iluminar casi nada,
pero alumbra el futuro.
(Editado en Este amor tan Grande, Mansalva, Buenos Aires 2021)
*
Al arroyo una vaca muerta
Pudriéndose a su costado
la cabeza desarmada, marronas las aguas.
¿Murió ahogada por su propio peso, fue quien
la hundió en el barro? Nadie sabe,
bajó sola hasta la muerte,
aunque bajó a tomar agua, bajaba hasta la muerte.
No fue su culpa, la muerte es así.
Los hermanos encienden un fuego, son niños
cualquiera diría salvajes, por los cueros
y sus melenas como bañados en miel, pero
cierto es que son nenecitos: pecho plano y ojos lampiños
no distinguen entre nada, ni miden su fuerza, ni se cuidan
de la mugre. Lo que sí, que encienden
con la inteligencia intuitiva de los fósforos
acomodados entre basuras halladas cual tesoros y hojas de eucaliptus
el fuego que podrá quemarles la piel, arruinarles
la cara, dejarlos feos. Pero también podrá perdonarlos,
y que sean esas llamas reunidas sobre la tierra seca
el material de una memoria alegre
para siempre, cuando ya crecidos sean hombres y no tengan más
que trabajar, civilizarse, pegar ladrillos, buscar esposas, maridos,
preocuparse cómo calentar la casa, criar los hijos,
alejarse uno de otros, desconocerse, perder el habla.
Habrá una tarde, en un arroyo, donde la muerte y la herida rondaban
pero fueron perdonados y también felices.
(Editado en Este amor tan Grande, Mansalva, Buenos Aires 2021)
*
Marie Gouiric nació en Bahía Blanca, Argentina, en 1985. Es licenciada en la Enseñanza de las Artes Audiovisuales. Publicó la novela De dónde viene la costumbre, (Penguin Random House, 2019), finalista del Premio Filba-Fundación Medifé y reconocida con una mención especial del jurado Premio Sara Gallardo 2021. Los libros de poesía Este amor tan Grande (Mansalva, 2021), Un método del mundo(Blatt&Ríos, 2016), Botafogo (Eloísa Cartonera, 2014) y Tramontina (Vox, 2012). Las plaquetas Decime qué se siente, se siente hermoso (Belleza y Felicidad, 2014) y Pensaba que había un paisaje, pero (Belleza y Felicidad, 2014). Participó de la antología 30.30 (Editorial Municipal de Rosario, 2013) y colaboró en diferentes revistas virtuales e impresas. Actualmente vive en Buenos Aires, integra el colectivo Serigrafistas Queer, coordina talleres de escritura y es docente en escuelas públicas de la ciudad.
25/03/2022 alle 21:28
Testi densi di spessore, incisivi. Un caro augurio a Paolo Polvani e a tutti gli organizzatori. Resto disponibile a collaborare .